martes, 8 de mayo de 2012

Para reflexionar...


Un texto que leí en el blog de Aikoneko y que me gustó mucho y como bien dice ella sin tener ningún tinte político ni posicionarme....

La generación que construyó España.


“¿Quiénes son los pobres? Los nietos de los ricos”. Aforismo castellano
Cuando analizas lo que ocurre en una empresa o una sociedad, debes buscar las causas que provocan su situación, porque sólo trabajando sobre las causas, puedes cambiar los efectos. Y no tengo ninguna duda de que una de las principales causas de la prosperidad que vivimos en los años pasados fue la actitud de la generación de nuestros padres, y una de las principales causas de la crisis, es haber perdido esa actitud.
Recuerdo que hace años, un empresario brillante que viajó a China para hacer negocios, me comentaba: “China va a ser imparable. Cuando llegas allí el ambiente te recuerda la España de los años 70. Todo el mundo quiere trabajar mucho, ahorrar, comprarse su casa, su coche, que sus hijos vayan a la universidad… Cuando una generación está así centrada, no hay quien la pare” Este pensamiento me hizo reflexionar entonces y me ha vuelto a la memoria al contemplar a las tres generaciones que convivimos.


Mis padres tienen en torno a 70 años, y siempre han sido un ejemplo de trabajo, honradez, austeridad, previsión y generosidad. Pertenecen a una generación que, como dice mi padre, les tocó el peor cambio: de jóvenes trabajaron para sus padres y de casados para sus hijos.


Son gente que veían el trabajo como una oportunidad de progresar, como algo que les abría un futuro mejor, y se entregaron a ello en condiciones muy difíciles. Son una generación que compraba las cosas cuando podía y del nivel que se podía permitir, que no pedía prestado más que por estricta necesidad, que pagaban sus facturas con celo, y ahorraban un poco “por si pasaba algo”, que gastaban en ropa y lujos lo que la prudencia les dictaba y se bañaban en ríos cercanos, disfrutando de tortillas de patata y embutidos, en domingos veraniegos de familia y amigos.
Y tan sensatos, prudentes y trabajadores fueron, que constituyeron casi todas las empresas que hoy conocemos, y que dan trabajo a la mayoría de los españoles.


Sabían que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez formaba parte del patrimonio de cada familia. Se podía ser pobre, pero nunca dejar de ser honrado.
La democracia significaba libertad y posibilidades y seguir viviendo en armonía y respeto.
Y cometieron los dos peores errores imputables a esa generación:


1) “Que mis hijos no trabajen tanto como trabajé yo”. Nos cargamos la cultura del esfuerzo y del mérito de un plumazo, convirtiendo el trabajo en algo a evitar.


2) “Como tenemos unos ahorrillos, hijo, tú gasta, que para eso están tus padres”. Con lo que mi generación empezó a pensar que el dinero nacía en las cuentas corrientes de sus padres, que daban la impresión de ser inagotables y que los bancos eran unas fuentes inagotables de hipotecas, rehipotecas y contrarehipotecas.


Y entonces, eclosionó nuestra generación (yo soy del 67). La generación de los nuevos ricos, la generación de “los pelotazos”, del gasto continuo, de la especulación, de la ingeniería financiera, de la exhibición del derroche, la de lo quiero todo y lo quiero ya, la de “papá dame”.


Y todos nos volvimos ricos (en apariencia), todos nos convertimos en gastro-horteras. ¿Conocéis a alguien que se atreva a comer un bocata de chorizo? Le corren a gorrazos por paleto. Ahora hay que comer hamburguesas deconstruidas al aroma de los almendros al atardecer. ¿Y qué decir del vino? Pasamos del Don Simón con Casera, al Vega Sicilia sin fase de descompresión. El vino ya no está “bueno”, ahora tiene matices a fruta del bosque,con un retrogusto alcohólico, que adolece de un cierto punto astringente, con demasiada presencia de roble. Esto, por supuesto, a golpe de docenas de euro, que para ser un“enterao” hay que pasar por taquilla. ¡Y es que pocas cosas cuestan tanto, como ocultar la
ignorancia!
Somos la generación de “endeudarse para demostrar que eres rico”. Increíble pero cierto.


- ¿Sólo debes 500.000€? Es que eres un cutre. Mira, nosotros debemos ya 2.000.000 y nos están estudiando una operación por otros 2 más


- Vosotros sí que sabéis sacar provecho al sistema… Ojalá yo algún día pueda deber esas cantidades. ¡Cuánto envidio tus préstamos!


En Alemania no daban abasto a fabricar Mercedes, Audis, BMW para los españoles. Irrumpió Europa en nuestras vidas y llegó en forma de mega infraestructuras que producían mega comisiones para todos los involucrados. ¡Viva el cazo! ¡Viva el yerno del Rey! ¡Que se besen los padrinos!. Además llovían las subvenciones, nos daban una fortuna por plantar viñas y luego a los dos años otra fortuna por arrancarlas. Que llegaba un momento que no sabías si tenías que plantar o arrancar. A propósito, ¿Qué toca este año?


Si algún “tarao” dice que hay que parar esto, se le lapida y “que no pare la fiesta”. Por supuesto que todos estamos de acuerdo que esto es imposible que se sostenga, pero hay que empezar a recortar por el vecino, que lo mío son todo derechos esculpidos en piedra en la sacrosanta constitución.


De la siguiente generación mejor no hablar (lo dejaré para otro post). Esa es la generación que dice el aforismo que será pobre, por ser nieta de ricos. Si somos incapaces de volver a los valores con los que se construye una sociedad sostenible, nos hundiremos, eso sí, cargados de reivindicaciones.


En mi casa siempre he tenido un ejemplo vivo de cordura, honradez y esfuerzo. Y no han sido menos felices que nosotros. Los psiquiatras, de hecho, dicen que al revés, que han sido bastante más. Debe ser que la sencilla tortilla, el melón fresquito, comprar el sofá cuando se podía, poner las cortinas cosidas por nuestra madre, con ayuda de la abuela, trabajar y echarle huevos para emprender (aunque no lo llamaban así) no debía ser mala receta.


Desde aquí quiero dar las gracias a mis padres y a toda esa generación que nos regalaron un país cojonudo, que nos hemos encargado de arruinar (entre todos, que todos hemos aplaudido la locura), y que sólo con que nos descuidemos un poquito más, le vamos a dejara nuestros hijos un protectorado chino, donde serán unos esclavos endeudados y tendrán unas historias legendarias sobre la prosperidad que crearon sus abuelos, empeñaron sus padres y son incapaces de imaginar los nietos.
Estamos a tiempo de cambiarlo, pero cada vez tenemos menos. Podemos encontrar maestros en casa.


7 comentarios:

Yas

No me leí el texto.

Y confieso otra cosa,a mi que me encantaba la política, me tiene aburrida.

Y hace más de un mes que no veo ni un sólo telediario.

De verdad que cada vez que me ponía pendiente de algo de eso me encontraba con una desesperanza horrible.

Así que lo negativo fuera.

Que bastante tiene cada uno con lo de cada uno.

Últimamente ando en una "ignorancia" política tremenda.

Aikoneko

Me alegro de que te gustara ^_^. Ultimamente corren tiempos extraños y es difícil creer en algo.Este texto me ha parecido mucho más acertado que la catarata de desinformación que nos ahoga deliberadamente para mantenernos ciegos y sordos.
¡Un besito Duna! Que te sigo leyendo, aunque apenas me da tiempo a comentarte (soy lo peoooorrrr T^T).

María

Lo habia leido en el blog de Aikoneko, la verdad es que es una pena al punto que hemos llegado...
Y la imagen, buenisima!!

Amelia

sencillamente Duna es BRILLANTE y tiene toda la razón, lo suscribo de p a pa, pasaré por su blog es buenísima la lección.
Y Duna cada persona tiene sus inclinaciones políticas o no, pero este texto no se posiciona en ninguna solo nos describe LA REALIDAD pura y dura con ironía muy fina y con ejemplo que todos hemos vivido.
Brillante!!
un beso guapa.Amelia.

Nuria

Cuánta razón lleva, desde luego la lectura de esta carta no deja a nadie indiferente.
A veces, cuando estoy viendo las noticias me entra una desazón y una impotencia... espero que poco a poco vayan llegando las soluciones a todos los problemas.
Besitos

Aran

¡Hola!, me ha gustado mucho el texto. Estoy completamente de acuerdo con lo de habernos cargado la cultura del esfuerzo.
Y además adoro los bocadillos de chorizo, y no digamos los de carne rebozada que me hacía mi abuela cuando nos íbamos de excursión.
Saludos!

Rose

EStoy de acuerdo en muchas cosas,en alguna otra, pocas no, pero desde luego hay que volver a la cultura del trabajo, esfuerzo, y sacrificio.
Un besote